A veces, la imperfección tiene más belleza de la que creemos, porque de algún modo esa imperfección hace a la persona, animal u objeto especial y diferente.
Hace años me regalaron un juego de tazas de café; en ese juego de tazas había una taza que venía con un pequeño defecto. Cuando saque el juego de tazas y lo vi, las persona que me lo regaló quería devolverla por una que estuviese bien, pero yo insistí en que me la dejaran; ese pequeño defecto me llamó mucho la atención y la hacía especial - o por lo menos yo la veía así-, y al final me la quedé. Siempre que bebía café usaba esa taza, esa era mi taza hasta que un día se rompió: nada es para siempre.
Con esto no estoy diciendo que una persona no tenga que avanzar espiritualmente en la vida y se tenga que quedar como esta, porque el avance siempre es bueno; tened en cuenta que todo está cambiando continuamente y o cambiamos a mejor o cambiamos a peor; por lo tanto hay que esforzarse por cambiar a mejor. Lo único que quiero hacer ver con esto es que debemos aceptarnos tal cual somos y aceptar a los demás tal cual son; si profundizamos en nuestra observación veremos de que hay algo muy especial en esa imperfección; porque entre otras cosas ¿qué es la imperfección? Cada uno tendremos un concepto de ésta; la imperfección sólo está en la mente de cada uno.